La historia de varias industrias automovilísticas europeas es similar, y es que una vez terminada la guerra, se vieron obligados a producir vehículos sencillos y en algún momento decidieron entrar en el mercado con modelos de lujo. Si bien algunos fabricantes hicieron la transición antes que otros, la mayoría intentó seguir el ejemplo de Mercedes-Benz, que decidió expandir su negocio y hacerse un nuevo nicho a principios de los años 50.
Y el modelo que propició este cambio es el Roadster que hoy sigue siendo apreciado por muchos -o mejor dicho todos-, un automóvil elegante con corazón animal que dio a Mercedes-Benz el prestigio que necesitaba para reconstruirse durante la difícil posguerra.
El problema fue que el modelo no pudo actualizarse debido a la pobreza y las dificultades de la posguerra. Muchas empresas cerraron después de la guerra porque no pudieron encontrar los fondos para revisar sus productos o por los costos de producción por falta de materiales.
Ante eso y tras el éxito del W194 en Le Mans, el distribuidor estadounidense de Mercedes-Benz, Max Hoffman, animó a la empresa a convertirlo en un deportivo de calle, creyendo que tendría mucho éxito de ventas en Norteamérica. La idea fue bien recibida por los ingenieros de la marca así que rediseñaron la carrocería y el motor.
La construcción del “nuevo” W194, fue hecha sobre un chasis tubular ligero y estable, dándole una arquitectura única. Luego, como parte de este proceso de reforma, aparecieron en el mercado las puertas de ala de gaviota y el 300 SL-W198 se convirtió instantáneamente en un clásico. Las «Alas de gaviota» no era una idea nueva. Bugatti consideró esta en la década del 30’, pero nunca se terminó el desarrolló.
Esto, por cierto, también tenía una ventaja, requería menos espacio lateral para abrirse que una puerta convencional, pero tenía algunos inconvenientes importantes. Por ejemplo, construir un techo alto y colocar las bisagras de las puertas aproximadamente en el centro del techo para que fuera relativamente fácil entrar en el vehículo.
La historia, por cierto, ha demostrado que este tipo de puertas tiene muchos requisitos, que van desde la necesidad de aislamiento en la mampara de lluvia hasta la instalación de fuertes contrapesos para evitar accidentes a los ocupantes por cierre o caída accidental de la puerta. un problema que hoy en día ocasionaría muchas demandas, pero por suerte eso no sucedió.
Pero si hay algo que afirmar, es la impresionante ingeniería del 300SL -fue el primer automóvil con inyección de combustible de la historia y el más rápido en ese momento, con una velocidad máxima de 260 km/h- y su construcción robusta lo convirtieron en una criatura atractiva y deseable.
Un dato importante para mencionar fue que Juan Manuel Fangio fue propietario de un 300 SL Roadster, que en 1958 la marca Mercedes-Benz le entregó de estreno por su 47º cumpleaños, modelo que estuvo en el Museo de Balcarce, que marzo del 2022 salió a subasta y a pedido del nuevo propietario, su nombre está guardado bajo 7 llaves, así como el precio que pagó por él.
Como parte de la Historia del primer SL, finalmente, las múltiples complicaciones con las alas de gaviota no se hicieron esperar, y Mercedes Benz decidió convertirlo en roadster en el año 1957. Su fabricación llegaría hasta 1963, con una producción total de 3.258 vehículos.